Falleció el señor exalcalde de Bucaramanga ingeniero Eduardo Remolina Ordóñez. Por Óscar Humberto Gómez Gómez.

DR. EDUARDO REMOLINA ORDÓÑEZ, ALCALDE DE BUCARAMANGA DURANTE LA GOBERNACIÓN DEL DR. LUIS ARDILA CASAMITJANA, M.D.

 

En estos tiempos de desazón y turbulencia, en los que nadie respeta a nadie, el ingeniero Eduardo Remolina Ordóñez tuvo que afrontar ese ir y venir de oficina en oficina, de ventanilla en ventanilla, de evasiva en evasiva, de indolencia en indolencia, de ineptitud en ineptitud, en fin, ese ir y venir de manoseo en manoseo, que tienen que afrontar quienes en este país se ven abocados a buscar justicia.

 

Lo afectaba, cuando llegó una tarde cualquiera a mi oficina en busca de orientación, un enrevesado problema suscitado con un predio que, sencilla y llanamente, era suyo.

 

Que era suyo, para su desdicha, en un país en el que se permite que la ley, los procedimientos administrativos y judiciales, y las conquistas que el derecho significa para el avance de la civilización, los utilice cualquier rábula para obstruirles a los demás el disfrute y el libre ejercicio de lo que han adquirido limpiamente.

 

Luego de escucharle con atención su calvario, no me pareció correcto que alguien que había sido el Alcalde de Bucaramanga, mi ciudad natal, en los principios de la década de los años 80, cuya presencia se sentía en obras que hoy constituían parte integral de nuestro paisaje comarcano, y a quien se le recordaba como un funcionario honrado y decente, de esos que no salen de sus despachos oficiales con rumbo hacia la cárcel, ni de quienes nadie -excepto un embustero atrevido- sería capaz de decir que se enriqueció con los dineros públicos, se encontrara sumido en la desesperanza, a pesar del voluminoso fajo de documentos que me exhibía como respaldo probatorio de que era él quien tenía la razón, aunque nadie quería dársela. Por eso, luego de precisarle que su asunto no encajaba dentro del área del derecho a la que le he dedicado casi toda mi vida profesional, le aconsejé que no persistiera en manejar ese berenjenal él solo (tozudez tan propia de todo ingeniero que se respete), porque él no tenía por qué someterse a que lo manoseara cualquier empleada venida a más, de esas que, para nuestra desgracia, llegan a los cargos estatales solamente a vegetar y a irse aproximando, lenta e imperceptiblemente, a su inmerecida pensión de jubilación.

 

Este consejo emergió, de manera muy especial, de la anécdota que me contó acerca de la displicencia con que, durante su peregrinar, lo había tratado una empleada de la Alcaldía Municipal de Bucaramanga, de esa misma Alcaldía de la cual había sido titular años antes.

 

Tiempo después, me reencontré con él en la Casa de Bolívar, durante una Sesión Especial de la Academia de Historia de Santander, y me contó que había seguido mi consejo y que su reclamación ya estaba en las manos del jurista cuyo nombre, igualmente, yo le había sugerido.

 

Graduado de Ingeniero en la Universidad Javeriana, Eduardo Remolina Ordóñez cursó sus estudios de Postgrado en la Universidad de Iowa (Estados Unidos de América), donde obtuvo el título de Magíster en Ingeniería.

 

Hoy he sabido que acaba de morir.

 

El ingeniero civil santandereano Eduardo Remolina Ordóñez, quien, entre otras grandes obras de capital significación que llevan la impronta de su dinamismo, en 1982 posibilitó que, finalmente, fuera una realidad la actual sede de la Biblioteca Pública Municipal Gabriel Turbay, ha partido a sus 69 años de edad.

 

En la que sería una de sus últimas actuaciones públicas, en el 2011 lo vi formando parte de un naciente movimiento cívico que propugnaría por el destierro del “todo vale” de nuestra política regional y en el cual descollaban, entre otros, la Sociedad Santandereana de Ingenieros, la Sociedad de Mejoras Públicas, el arquitecto Carlos Virviescas Pinzón, el abogado y columnista Eduardo Muñoz Serpa, el médico y columnista Jaime Calderón Herrera, el médico y columnista Donaldo Ortiz Latorre, el ecologista y columnista Jairo Puente Brugés, el empresario y ecologista Orlando Beltrán Quesada, el historiador y periodista Edmundo Gavassa Villamizar, el ingeniero e historiador Miguel José Pinilla Gutiérrez, el ingeniero, librero y gestor cultural Luis Álvaro Mejía Argüello, el columnista Manolo Azuero, el catedrático Gabriel Latorre, la columnista Christhianne Lelievre y el conferenciante Christian Argüello.

 

Egresado, como yo, del “Glorioso” Colegio Santander, estaba casado con mi cercana compañera de universidad Dra. María Beatriz Adela Pulido Lamus, quien hasta hace poco se desempeñó, con lujo de competencia, como Asesora Jurídica de la Gobernación de Santander, donde siempre me recibió y atendió con la simpatía, la calidez y el aprecio con que me honró durante nuestra vida estudiantil en la Universidad Autónoma de Bucaramanga.

 

A mi entrañable compañera de estudios, a sus hijos Carlos Eduardo y Juan Pablo, y a todos los miembros de su distinguida familia y de la distinguida familia del ilustre profesional de la Ingeniería que hoy nos deja, les hago llegar mi abrazo de condolencia en esta hora luctuosa, y, como siempre, apelo a la solidez de nuestras convicciones sobre aquellas cosas en las que siempre hemos creído, para que sea nuestro buen Hacedor quien les prodigue la fortaleza necesaria y los exhorte, con sus bendiciones, a seguir adelante por el camino de trabajo y honestidad que su esposo, padre y consanguíneo les señaló con su ejemplo.

 

Por aquí se te quiere, María Adela. Y se les quiere a los tuyos.

 

¡Gracias por compartirla!
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2 respuestas a Falleció el señor exalcalde de Bucaramanga ingeniero Eduardo Remolina Ordóñez. Por Óscar Humberto Gómez Gómez.

  1. César Almeida (KEKAR) dijo:

    Cuando yo tenga la edad del doctor Eduardo Remolina me voy a parecer mucho a él, físicamente hablando. Creo que debemos ser hasta parientes, porque yo soy Almeida Remolina, tengo la nariz ganchuda, la mirada felina y también me sonrojo cuando me dan ataques de furia. Una lamentable pérdida de a quien yo he llamado ‘un santandereano eficaz’. Un saludo solidario a doña María Adela Pulido quien, si no estoy mal, en mis comienzos en Vanguardia, trabajó en Sociales y se retiró para casarse.

  2. Fabiola Clavijo dijo:

    Me uno a sus oportunas palabras, Oscar. Cómo fuera nuestro terruño si tuviéramos tan solo un puñado de dirigentes que, como Eduardo, han dejado huella indeleble de lo que es gobernar con honestidad y pulcritud. Un fuerte abrazo.

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