EL EXILIADO [XIII Y FIN]. Por Óscar Humberto Gómez Gómez, Miembro Correspondiente de la Academia de Historia de Santander.

[En memoria de László Majthényi]

 

 

No es fácil cruzar el mar
con turbulencia en el alma,
haber perdido la calma
y con lágrimas viajar.

Es duro el dolor cargar
sin montura y sin enjalma,
tener que arrancar la palma
para volverla a sembrar.

Es doloroso evocar
el cielo limpio de Hungría,
rememorar la alegría
que no podrá retoñar;

sentir que ya no hay hogar,
que está la alforja vacía,
que aquel Budapest que había
ya no habrá de regresar.

Es duro y triste soñar,
y a su país ver en sueños,
saber que tiene otros dueños
que nunca lo habrán de amar.

Duro y triste es añorar
primaverales efluvios
y aceptar que no hay Danubios
donde se llega a acampar.

Duele el pasado mirar
en viejas fotografías
y ver en ellas los días
que no se han de olvidar.

No es fácil cruzar el mar
y arribar a tierra extraña,
comprar de nuevo la caña
y otra vez ir a pescar.

No es fácil, viejo, llorar
por no poder ver a Hungría,
la tierra que se quería
volver un día a visitar.

Es triste el alma entregar
al Gran Hacedor un día,
lejos, muy lejos de Hungría,
cual la tuvo que entregar.

Empero, es bello contar,
como lo cuento este día,
que al fin se fue László a Hungría
¡¡¡ y allá se piensa quedar !!!

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[Mesa de las Tempestades, miércoles 11 de noviembre de 2015].

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