QUIÉN DIJO MIEDO. Por Manuel Enrique Rey.

QUIÉN DIJO MIEDO
Por Manuel Enrique Rey

-Mientras sucede que en occidente la lucha ideológica por el poder -y más que por el poder por su permanencia en él- se halla centrado en los valores democráticos y dentro de ellos que el hombre pueda concretar su proyecto humanitario alrededor de la igualdad o de la libertad como factor que pueda generar bienestar social que en sus extremos pregona el comunismo o el capitalismo; en oriente el choque entre las civilizaciones por el poder que genera el pensamiento político es intercultural, o sea por lo confesional que enfrenta a musulmanes y cristianos.
Mientras los políticos occidentales enfrentan al inglés John Locke el padre del empirismo y del liberalismo moderno que tiene en la propiedad, la vida, la libertad y el derecho a la felicidad los principales derechos naturales de los hombres, y como función del estado protegerlos así como también las libertades individuales; el prusiano de origen judío Karl Marx, propugnaba por un bienestar humanitario basado en la igualdad socialista origen del comunismo moderno y como función del estado proteger los derechos comunitarios, defendiendo las masas menos privilegiadas y desprotegidas, propugnando para lograr el poder la lucha de clases.
Mientras lo confesional aparecido luego de la muerte de Mahoma enfrenta irreconciliables visiones de poder islámico entre sunitas y chiitas por el poder terrenal que enfrenta líneas sucesoras que son consideradas legítimas o usurpadas en relación con el legado expresado en los dichos y hechos atribuidos al profeta a través del Corán o la Sunna; los cristianos de todas las regiones occidentales se unen al papa y a su doctrina católica apostólica y romana como la base espiritual y religiosa sin la cual es imposible alcanzar el legado de salvación dejado por Jesús de Nazaret para lograr el bienestar terrenal y la felicidad eterna.
Mientras occidente le teme al extremismo islámico fundamentalista que incluso ampararía por la misma libertad religiosa que pregona, se muere de miedo por el terrorismo que pueda desatarse en el seno de dichos grupos minoritarios islamistas enemigos de la paz humana y celestial promovida por un mismo dios que al parecer se ha olvidado de su grey; en Oriente, un habitante solitario errabundo y por mandato divino un asesino, sin más guía ni timonel –al menos en cuestiones de poder y política- vive pensando en permanente conflicto: cómo exterminará, en la guerra santa, tratando de decapitar.
Mientras Samuel Huntington en su ensayo “Choque de civilizaciones” piensa que una guerra a escala planetaria en la que participasen los Estados centrales de las principales civilizaciones del mundo es muy improbable, pero no imposible, los humanos viven reinventándola, produciéndonos miedo.
Hemos de afirmar que la convivencia se logra con la promoción de la multiculturalidad a escala planetaria, hemos de pensar en la sociedad por encima del yo (socialismo); defender la familia como la piedra fundamental de la sociedad (individualidad); resolver los problemas importantes mediante el consenso y no la contienda (tolerancia); y, subrayar la convivencia y la armonía racial y religiosa (laicismo). Me pasó el miedo.

¡Gracias por compartirla!
Esta entrada fue publicada en La pluma ajena. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *