A propósito del juicio a Orlando Beltrán Quesada // Decir que a los animales de circo se les adiestra con violencia no puede ser constitutivo de injuria. Por Óscar Humberto Gómez Gómez

ELEFANTE DE CIRCOELEFANTE ENCADENADO

 

Que el cerebro de un elefante no está diseñado por la naturaleza para sumar, o el de un tigre para saltar por entre un círculo de candela, es obvio. La Neurología enseña que sólo el cerebro humano tiene la capacidad para aprender a sumar y que algo antinatural tiene que ocurrir para que una fiera sobrepase el instinto de conservación. Algo similar puede decirse acerca de que una vaca aprenda a patinar, o un perro a bailar, o un caballo a participar en trucos de magia.

Haya sido porque así lo diseñó Dios, o porque fue producto del proceso de evolución de las especies, la realidad innegable es que el único que puede aprender a punta de consejos y de una enseñanza basada en la dulzura es el ser humano.

Por ello, la única forma de lograr que los animales hagan lo que el ser humano quiere que hagan: dar la impresión de que saben sumar cogiendo unos cubos numerados, o saltar por entre fuego, o danzar, o participar en la labor de un mago, definitivamente tiene que ser por medio de la violencia.

Luego el palo y el látigo son, por elemental obviedad, métodos normales en el proceso de adiestramiento animal.

La violencia en los circos es, entonces, una realidad que emerge de la naturaleza misma de su actividad. Decir que a un elefante lo adiestran a punta de buenos consejos, o mostrándole ejemplos edificantes, o a través de ilustrados pedagogos sería tan falaz, que quien tal cosa se atreviera a asegurar despertaría una explicable preocupación por su salud mental.

De ahí que la aseveración de personas como el Dr. Orlando Beltrán Quesada de que en los circos los animales son golpeados no puede ser, en ningún caso, constitutiva de injuria. Ni puede ser injurioso el asegurar que los circos explotan económicamente a los animales y que el espectáculo circense con animales y las ganancias que de él se derivan suponen una violencia física y psíquica ejercida de manera permanente contra ellos.  Eso no es injurioso, sino, simple y llanamente, la denuncia pública de una verdad incuestionable. Una verdad que por ser un hecho notorio, no requiere de ser probada, tal y como lo señala diáfanamente el artículo 177 – inciso 2o del Código de Procedimiento Civil de Colombia: “Los hechos notorios (…) no requieren prueba”.

Ahora bien: que, a pesar de la evidencia, o precisamente por ignorarla, haya quienes, de todos modos, sigan gustando del circo y teniéndolo como un espectáculo maravilloso, es cuestión que se debe contextualizar dentro de la libertad de opinión. Pero también dentro de ese mismo contexto de libertad de opinión debe ser ubicada la contraria, la de quienes se oponen a que el circo con animales prosiga, porque lo consideran contrario al respeto que el ser humano debe profesar hacia la naturaleza y, en particular, hacia los animales.

Ello, a propósito del juicio que enfrenta el reconocido defensor de animales a raíz de una denuncia penal por injuria entablada en su contra por el Circo de México, de propiedad de los Hermanos Gasca.

Pero es que, además, el cautiverio de un animal que pertenece a otro habitat podría ser considerado, por sí mismo -y, de hecho, muchos analistas así lo piensan- una modalidad de maltrato. ¿Por qué, por ejemplo, un elefante tiene que quedar condenado a no volver jamás a su habitat natural y a permanecer en un circo hasta su muerte?

El debate que personas como el Dr. Beltrán Quesada plantean es, pues, interesante y serio.

Por ello, no compartimos el que se permita o patrocine el pretender acallar estas voces discrepantes con la amenaza de cárcel, porque al proceder así se rompe por completo el escenario de la discusión pacífica y civilizada sobre un tema que ha tomado un especial vuelo durante los últimos años, se desequilibra la posición de las dos partes, esto es, la que defiende la continuidad del espectáculo circense con animales (inevitablemente sometidos a maltrato) y la que lucha porque se acabe esa modalidad de diversión, y a esta última se le pone en manifiesta desventaja.

 

CIRQUE DU SOLEIL

 

CIRCO DEL SOL

 

CIRQUE DU SOLEIL II

 

CIRCO DEL SOL II

 

CIRCO DEL SOL III

 

El categórico éxito que viene teniendo el Circo del Sol [Cirque du Soleil], hermoso espectáculo circense lleno de talento y en el que no hay animales, demuestra que no sólo dentro de la comunidad en general se está dando un cambio de mentalidad frente a lo que apenas ayer era considerado como algo perfectamente normal, esto es, el inevitable empleo de animales en los circos, sino que esa nueva conciencia ha llegado hasta el gremio circense mismo, dentro del cual hay quienes empiezan a darse cuenta de que cada día crece, sobre todo dentro de la juventud, el cuestionamiento al maltrato animal que significa el solo hecho del cautiverio sin esperanza.

A continuación aparece un enlace donde se puede apreciar el maltrato a que se somete a los animales en el interior de un circo. El video tiene la especial particularidad de que las imágenes fueron tomadas, precisamente y según explica el narrador, en el circo de los Hermanos Gasca.

 

http://www.youtube.com/watch?v=O1oEBiwQUSU

 

En un país y en un mundo donde la violencia contra los seres humanos, la del hambre, la de la discriminación, la de la guerra, la de las masacres, la de los falsos positivos, la ejercida contra la mujer y contra la niñez, etcétera, pareciera no conmover la encallecida conciencia social, que asombrosamente la acepta como algo cotidiano, el hecho de que haya personas, como el Dr. Beltrán Quesada, preocupadas “porque un perro callejero no ha comido”, como observó agudamente mi esposa esta mañana mientras comentábamos el tema a la hora del desayuno, podría ser el comienzo del gran proceso de reorganización del mundo alrededor de lo que constituye su única salida: la sensibilización de la humanidad frente al sufrimiento ajeno.

Y esa clase de sentimientos nobles deben ser enaltecidos y tomados como ejemplo antes que perseguidos en los estrados judiciales.

 

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